Academia.eduAcademia.edu
ARS SCRIBENDI La cultura escrita en la antigua Mérida ARS SCRIBENDI La cultura escrita en la antigua Mérida Catálogo de publicaciones del Ministerio: www.mecd.gob.es Catálogo general de publicaciones oficiales: publicacionesoficiales.boe.es Edición 2014 MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE Edita: © SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA Subdirección General de Documentación y Publicaciones © De los textos e imágenes: sus autores NIPO: 030-14-047-6 Continuando con la experiencia iniciada hace ya tres años, el Museo Nacional de Arte Romano se complace en presentar una nueva sala temática, que el presente año llevará por título “Ars Scribendi. La cultura escrita en la antigua Mérida”. La idea de la sala temática incide en el hecho de cubrir aspectos asociados al yacimiento emeritense pero que, sin estar contemplados en las salas del Museo, sí merezcan mostrarse al público, siquiera sea con carácter temporal. Para ello se escogió la Sala IX de la Planta Segunda, en la cual apenas se hallaba expuesta la réplica del Missorium de Teodosio. Y tal elección obedeció a un triple motivo: por una parte, estaba disponible; por otra, se localizaba al final de una sucesión de salas con contenidos de carácter temático, preferentemente centradas en la sociedad; y, finalmente, alentaba con su carácter temporal el paso del público por las salas que la preceden, tratando de contrarrestar su tendencia a visitar únicamente la planta baja del Museo. La primera experiencia se centró en la música en la antigua Mérida; la segunda en la Mérida de Teodosio; y la tercera se integró en la exposición que conmemoraba los 175 años del Museo, aunque reparando más específicamente en la historia de sus colecciones. La temática del presente año no sólo hemos entendido que entraña un enorme interés para la ciudad de Mérida, sino que además la tiene para la totalidad de la península ibérica, donde apenas se ha tratado hasta el presente. Ello ha condicionado que, como novedad respecto a los años anteriores, se haya decidido realizar un catálogo digital de la muestra, que es el que estamos prologando. Éste se ve complementado igualmente con una exposición virtual en Google Earth, la primera en nuestro país. Volviendo al catálogo, su carácter digital se encuentra en la línea de austeridad que el Museo desea asumir, y de la que las anteriores muestras son ya un buen ejemplo, elaboradas como lo están por el personal del Museo y reempleando hasta donde es posible materiales disponibles en el mismo, pero menoscabando en la menor medida la excelencia de su presentación. Esperamos que en los siguientes años pueda perpetuarse esta incipiente línea editorial, que de algún modo constituye un testimonio permanente para una sucesión de temas que estimamos que pueden y podrán despertar un enorme interés, tanto en el gran público como en los especialistas en Historia y Arqueología. José María Álvarez Martínez Director del Museo Nacional de Arte Romano Organización Museo Nacional de Arte Romano Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida Comisaría y catálogo Rafael Sabio González Javier Alonso López Luis Hidalgo Martín Autores de fichas del catálogo R.R.A.: J.A.: M.B.A.: L.H.M.: J.M.J.L.: R.S.G.: Rui Roberto de Almeida. UNIARQ - Universidade de Lisboa Javier Alonso. Museo Nacional de Arte Romano Macarena Bustamante Álvarez. Instituto de Arqueología de Mérida (CSIC) Luis Hidalgo Martín. Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida José Manuel Jerez Linde. Investigador independiente Rafael Sabio González. Conservador del Museo Nacional de Arte Romano Créditos fotográficos del catálogo Museo Nacional de Arte Romano Ceferino López (figs. 1 y 11); José María Murciano Calles (n.º cat. 24 y 27); Ana Osorio Calvo (n.º cat. 1, 12, 17 y 25); Lorenzo Plana Torres (fig. 3); José Luis Sánchez Rodríguez (n.º cat. 2-11, 13-16, 18-23, 26, 28-35; figs. 4-10, 12 y 13; portada). Montaje de la exposición Juan Altieri Sánchez Fernando Garrido Hernández Agradecimientos Miguel Alba Calzado María José Ferreira López Irene Galindo Ortíz José María Murciano Calles Agustín Velázquez Jiménez ÍNDICE Pág. Presentación .......................................................................................................................... 9 I. Los protagonistas: maestros, alumnos y usuarios .......................................................... 10 II. Los instrumentos de escritura ........................................................................................ 18 III. Los soportes de la escritura ........................................................................................... 34 IV. Los alfabetos y las lenguas. La evolución gráfica de la escritura ................................ 58 Bibliografía ............................................................................................................................ 92 ARS SCRIBENDI LA CULTURA ESCRITA EN LA ANTIGUA MÉRIDA La civilización romana, si por algo se caracteriza desde el punto de vista de la historia, es por ser una cultura que escribe, mucho y de muy variados temas. No hay cultura que no haya hablado, pero no tantas escribieron como hasta entonces, y tantísimo. Dice una cita latina uerba uolant, scripta manent: “la palabra vuela, lo escrito permanece”. El caso es dejar constancia de todo. Y para ello utiliza preferentemente (aunque no en exclusiva) una lengua (el latín) y un alfabeto (el latino) propios, este último aún en uso en gran parte de Europa, así como extendido mayoritariamente en América y Oceanía. No es poco lo que Roma aprendió de los griegos, a quienes admira, transmite e imita. Tiene una rica literatura, como Grecia, con poesía, narrativa e incluso teatro (aunque menos). También comparte con Grecia la filosofía, la geografía, la historia. Pero igualmente tiene un carácter propio. Los romanos son más prácticos que los griegos, y por ello dieron lugar a verdaderos manuales de las más variopintas materias (de arquitectura, de agricultura…). Mención aparte merece la cuestión del derecho, verdadero punto de partida del actual. En relación con él, se consignan leyes, el legado de sus más reconocidos juristas… Pero también normas de carácter más local o hasta simples sentencias judiciales. Muy relacionados con el derecho están los documentos administrativos, la contabilidad, etc. La presente muestra pretende ofrecer una visión general sobre la cultura escrita en Mérida, capital provincial romana primero y primera capital de Hispania después, entre el momento de su fundación y la Antigüedad tardía, pero con especial hincapié en el periodo romano. Para ello se analizarán sucesivamente las personas que sabemos que escribían o enseñaban a hacerlo, los instrumentos y soportes que utilizaban para ello, las lenguas y signarios en uso y, finalmente, la evolución gráfica de estos últimos; eso sí, centrándonos en el soporte donde mejor se han conservado, el mármol, y limitándonos a la escritura epigráfica más corriente, en mayúsculas. Ante la relevancia del tema, el cual ha sido tratado superficialmente en la península ibérica, desde el Museo Nacional de Arte Romano se ha decidido acompañarlo del pequeño catálogo virtual que ahora tiene el lector ante sus ojos. En él, junto a la información de los paneles algo extendida, se irán introduciendo las fichas correspondientes a las piezas asociadas a cada una de sus respectivas secciones, analizadas, bien individualmente, bien por conjuntos. 9 I Los protagonistas: maestros, alumnos y usuarios Es muy difícil saber con exactitud cuántas personas sabían leer y escribir en Roma. Ahora bien, que no debían de ser pocos, ni exclusivamente ricos, sí que lo sabemos con seguridad. De su cantidad nos hablan de por sí las numerosas inscripciones que nos ha legado la cultura romana, y más especialmente las del ámbito privado. Era habitual que, quien más y quien menos, tuviese un enterramiento, así como que pusiera sobre él alguna señal con, como mínimo, su nombre. Tales inscripciones no las realizarían las personas que se enterraban, pero lo que nos interesa es que desearan dejar constancia escrita de su paso por este mundo a otros individuos… y esto no sirve para nada si casi nadie de esas otras personas sabía leer, siquiera fuese muy rudimentariamente. Respecto al estatus de aquellos que escribían, damos por sentado que abarcaría las clases altas. Pero también a las más humildes, como es el caso de los libertos y los esclavos, a veces especializados en tareas relacionadas con la escritura: buen testimonio de ello es el del geógrafo Estrabón; pero también y a nivel material el del ajuar presentado en la exposición, donde una persona de tal extracción social se acompaña en su lecho de muerte por un pequeño vaso con su nombre grafitado y dos instrumentos de escritura (n.º cat. 3). Entre los usuarios estarían pues los que utilizaban la escritura, digamos, de un modo más o menos ocioso y aquellos otros que la necesitaban como parte de su empleo. Dentro de este último grupo se encontraban los escribanos, por lo general de condición servil y a los que ya nos hemos referido. Pero también estaban fuertemente vinculados a la escritura los archiveros, que ordenaban y custodiaban los documentos públicos. De éstos se han localizado hasta tres monumentos funerarios en Mérida, pero por desgracia las colecciones del Museo no custodian ninguno de ellos, siendo el caso más destacado el de Aurelio Rufo, conservado en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid (fig. 1). La enseñanza corría a cargo de maestros que solían ser privados, pero en algunas ciudades también los había públicos. En Mérida conocemos al maestro Filodamo, gracias al monumento en mármol que aquí presentamos (n.º cat. 1). Y respecto a los alumnos, es usual la aparición de instrumentos de escritura formando parte del ajuar de tumbas infantiles, como el expuesto de un modo sintético en la sala (n.º cat. 2). 10 Fig. 1. Ara del archivero Aurelio Rufo, datada en el siglo III d. C. y conservada en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid. Posiblemente fue hallada en Mérida, de donde saldría de antiguo con destino a una colección particular. 11 1 HERMA DE AEFULANA Sin procedencia específica (Mérida), siglo I d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 14123). DESCRIPCIÓN La pieza fue ingresada en el Museo en 1972 dentro de un gran lote procedente de excavaciones anteriores y del que se había perdido la información relativa a su lugar de hallazgo exacto. Su formato es el de un herma, esto es, un pilar de piedra sobre el que se disponía un busto que, en este caso, consistía en el retrato de la persona homenajeada en el breve texto de la inscripción. Este último dice así: Aefulanae / nostr(ae) / Philodamus / mag(ister) d(e) s(ua) p(ecunia) d(at) “A nuestra Efulana, el maestro Filodamo se lo dedica de su bolsillo” (este monumento). La persona que nos interesa de la pieza no es tanto la mujer a la que se halla dedicada, Efulana, como la que se la dedica, Filodamo. Dicho personaje, de nombre griego, mediante la abreviatura mag. estaría según Stylow identificándose como un magíster o maestro. Con el nostrae parece referirse que Efulana era en realidad la propietaria de Filodamo. Nos hallaríamos por tanto ante un posible maestro privado, de origen servil, que habría podido ejercer como tal a las órdenes de Efulana. El origen griego que parece indicar su nombre no sería sino reflejo de una situación muy recurrente en este momento: personajes de procedencia grecooriental esclavizados que, por su prestigio cultural, acaban atendiendo a funciones docentes. R.S.G. y L.H.M. Bibliografía: Stylow, 1991, págs. 195-197. 12 13 2 AJUAR FUNERARIO INFANTIL (selección) Carretera de la Corchera, Sepultura A3 (Mérida), final siglo II-comienzo siglo III d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. DO2012/3/10-40). DESCRIPCIÓN El ajuar que aquí mostramos se halló en una tumba de incineración formando parte de un depósito en el que destacaba la presencia de veintidós terracotas que representaban a hombres y mujeres, así como una serie de elementos de pequeño formato. En él se incluían igualmente dos estiletes de bronce. Los estiletes de metal, como los que aquí se muestran, se componen de tres partes bien diferenciadas: la punta con la cual se podía escribir sobre cera; el mango/vástago que podía estar decorado y a veces presentaba un engrosamiento más o menos pronunciado para facilitar su aprehensión, y la cabeza, que solía terminar en una espátula de diversas formas (trapezoidal, rectangular, triangular, cóncava o cuadrada) con la que se podía realizar pequeñas correcciones, como borrar letras o palabras en la cera sobre la cual se escribía. Los dos ejemplares de esta tumba estaban decorados con un mismo patrón: un motivo moldurado entre la base del vástago y la cabeza, y entre el vástago y la punta otro motivo moldurado seguido de una decoración a base de triángulos facetados. Junto a ellos, y para incidir en el carácter votivo del ajuar, se presentan tres de las terracotas y dos miniaturas: una lucerna y un jarro en miniatura. El uso de objetos en miniatura tiene su origen en los ritos funerarios celtas que tanto influyen en la religión romana en las provincias del norte de Europa, donde la presencia de miniaturas y conjuntos de terracota que representan a deidades no es desconocida. La aparición de parejas de estiletes en las tumbas excavadas en Mérida es una pauta que se repite en todo el Imperio Romano y está relacionada con el aprecio que se le tenía a la formación recibida. J.A. Bibliografía: Gijón Gabriel, 2000; Gijón Gabriel, 2012. 14 15 3 AJUAR FUNERARIO DE ESCLAVO (selección) Urbanización El Disco (Mérida), siglo II d. C. Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida (Inv. 94/29/2-3 y 891). DESCRIPCIÓN Los dos styli o estiletes de hierro y la copa cerámica forman parte de un depósito funerario de época altoimperial que estaba compuesto, además, por un ungüentario de vidrio más dos botellas de cerámica común. Fue descubierto en una de las campañas de excavación acometidas entre 1988 y 1990 en la zona conocida como “Sitio del Disco”, delimitada por las actuales calles Cabo Verde y Octavio Augusto, donde se ha documentado una extensa área funeraria romana en uso hasta época visigoda y que se hallaba vertebrada en torno a la vía que discurría entre los dos grandes espacios públicos para espectáculos, el Teatro-Anfiteatro y el Circo. La pieza de cerámica es una copa de terra sigillata hispánica, forma 27, fechable en la primera mitad del siglo II d. C., cuyas dimensiones son 5 cm de altura y 12 cm de diámetro máximo. Destaca en ella el grafito epigráfico (con letras entre 1,2 y 2,3 cm de altura) que fue inciso después de la cocción de la pieza sobre su cara externa y que hace alusión al nombre de su propietario, ITALI, genitivo del cognomen Italus, cuyo sentido aquí podríamos traducir como “es de Italo” o “pertenece a Italo”. Resulta muy factible que este individuo fuera el que se enterró con los dos estiletes expuestos que acompañan a la copa con la que de este modo querría identificar su nombre. Éste evoca un origen geográfico, como es Italia, de donde tal vez sea oriundo, y una más que probable condición de esclavo de este personaje, al aparecer mencionado sólo con su cognomen. Sería, como tal, la primera ocasión que este término se documenta en Hispania, no así su uso como etnónimo, que precisamente encontramos inscrito en otro epígrafe emeritense (AE 1983, 487): el epitafio del beneficiario de la legio VII, G. M. Zosimus (natione Italo), expuesto en la Sala VI de la planta baja del Museo. L.H.M. Bibliografía: Alonso, 2012; Molano Brías, 1991. 16 17 II Los instrumentos de escritura Para escribir, una vez que sabemos, lo primero que necesitamos es algo con lo que poder hacerlo, un instrumento; y lo segundo, un soporte. A veces, ambos no están relacionados de una manera fija, e igual que con un instrumento se puede escribir sobre diferentes soportes, sobre un soporte se puede escribir con diferentes instrumentos. Hay instrumentos para escribir con tinta. En la Antigüedad era habitual el cálamo, que en principio se realizaba con una simple caña. Los que se nos conservan y de los que aquí presentamos una selección (n.º cat. 4), están fabricados en plata, bronce o hierro. A ellos les acompañan los tinteros (n.º cat. 5 y fig. 2), unos más baratos (en cerámica) y otros más ricos (en bronce). Pero también la piedra pómez con la que afilar el cálamo, de la que excepcionalmente se conoce un ejemplo en Mérida (n.º cat. 4). Asociada a la escritura con tinta se encuentra la escritura con pintura, cuyo instrumento básico es el pincel. No conservamos ninguno, pero sí los botecitos para la pintura relacionados con ellos, con restos de pintura en su interior, así como, asociados a esta última, el fragmento de un pigmento pictórico localizado en la calle Atarazanas (n.º cat. 6). Fig. 2. Recreación del uso de un cálamo y un tintero de cerámica. El cálamo está elaborado a partir de un tallo de trigo por José Manuel Jerez Linde, mientras que el tintero se corresponde con el de terra sigillata, incluido en n.º cat. 5 de nuestra exposición. 18 Fig. 3. Recreación del uso de un estilete sobre una tablilla de cera. En ella se muestra cómo la punta servía para ejecutar el trazo. Por su parte, la espátula del extremo opuesto permitía borrarlo. El estilete se corresponde con uno de los incluidos en el n.º cat. 6. Otro grupo básico está formado por los instrumentos para rayar. Nos referimos a los estiletes de escritura. La superficie sobre la que se aplicaban solía ser la cera (fig. 3), pero también se usaron sobre cerámica, estuco, piedra… Haciendo las veces de estilete podía utilizarse cualquier objeto punzante. No obstante, los que mejor conocemos son los fabricados exclusivamente como tales, dotados de una punta (a veces intercambiable), y en general con una pequeña espátula en el extremo opuesto para poder borrar lo escrito. En Mérida se han identificado varios en bronce, hierro y hueso (n.º cat. 7). A ellos les acompañaban otros instrumentos, como espátulas específicas para borrar la cera o trabajar las tablillas (n.º cat. 8). Para escribir sobre cera se emplearon también instrumentos de estampado, que producían sellos, a veces protegidos por cápsulas tan ornamentadas como la expuesta (n.º cat. 9). Y tampoco debemos olvidar que punteros y cinceles de los usados por los escultores, también serían empleados en la confección de inscripciones (n.º cat. 10). Finalmente, queremos recordar que los profesionales rara vez usaban un solo tipo de instrumento, y que por lo general formaban verdaderos estuches con juegos de ellos. Estos estuches es raro que se conserven, pero sí que hay representaciones de los mismos, habiéndose descubierto recientemente una en un ara conservada en la Sala VI de la planta baja del Museo, la cual está en estudio por su descubridor, José María Murciano, y uno de los autores del catálogo, Javier Alonso (fig. 4). Fig. 4. Lateral del ara de Lancio Juliano. En él se representa un estuche para guardar instrumentos varios de escritura, entre los que se pueden distinguir una espátula de cera, un tintero, dos posibles estiletes y dos posibles cálamos. 19 4 CONJUNTO DE CÁLAMOS DE PLATA, BRONCE Y HIERRO Y PIEDRA PÓMEZ Procedencias diversas (Mérida), siglos I-IV d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 10123, 36288, 7659 y DO2013/4/135). DESCRIPCIÓN De los ejemplares incluidos en el presente conjunto, el primero de los tres cálamos y el de la piedra pómez tienen certificada su pertenencia a un contexto funerario, mientras que las dos piezas restantes ingresan en el Museo sin rastro de información sobre las circunstancias de su hallazgo. Los cálamos eran instrumentos empleados para escribir con tinta sobre papiro, pergamino o sobre tablillas de madera. Tradicionalmente se componían de una caña hueca con la punta tallada que cuando se desgastaban se afilaban con piedra pómez. También se elaboraban en distintos metales, a modo de tubos huecos que alcanzaban los 10-17 cm de longitud y de diámetro variable, conformados por un vástago y una punta afilada en ángulo oblicuo. De otro tipo de cálamos, elaborados sólo parcialmente en metal, tenemos al menos dos testimonios en Mérida (el primero y el tercero del presente conjunto), debiendo estar constituidos por una punta hueca de dicha naturaleza que debía de introducirse en un mango de otro material, en teoría orgánico, como la madera. Ante la presencia ocasional en contextos funerarios de piedras pómez junto a tinteros, debemos interpretar que ésta formaría parte de conjuntos de instrumentos de escritura con los cuales se enterraría al difunto y que podían ser reflejo de su vida profesional, tratándose posiblemente de librarii o copistas. J.A. Bibliografía: Alonso (en prensa)b. 20 21 5 TINTEROS DE CERÁMICA Y BRONCE Procedencias diversas (Mérida), siglo I d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 11597 y DO2012/1/19). DESCRIPCIÓN De los dos tinteros incluidos en el conjunto, el de cerámica es de procedencia desconocida, mientras que el de bronce procede de un contexto funerario. El ejemplar cerámico presenta un cuerpo de paredes ovoides y una boca invasada con una abertura en su centro. El segundo ejemplar está elaborado en bronce con incrustaciones de plata. El cuerpo del recipiente cilíndrico se halla fracturado verticalmente con una incisión que recorre todo su cuerpo, y presenta una decoración a buril dividida en tres bandas separadas por cuatro líneas horizontales: la banda superior y la inferior muestran un campo de cinco capas de ángulos que conforman una retícula, mientras que la central muestra una guirnalda de hiedra ondulada de la que nacen brotes en espiral. Su cubierta es cilíndrica y presenta una abertura central, cerrada con una pequeña tapadera provista de un asa que encaja en la cubierta. Cerca del borde está decorada con dos bandas separadas por una línea que representan olas del mar en direcciones opuestas. Los tinteros eran recipientes que contenían la tinta con la cual se escribía sobre distintos soportes, sobre todo papiros y tablillas de madera, aunque también sobre ostraca o fragmentos de cerámica. El material en el cual se elaboraban podía ser muy variado pero predominan los tinteros de cerámica y de metal. En menor número se fabricaron en vidrio y madera. Algunos de los elaborados en cerámica presentan en su boca un orificio de menor tamaño para apoyar el cálamo y permitir que la tinta se deslizara al interior del recipiente. J.A. y J.M.J.L. Bibliografía: Alonso (en prensa). Ayerbe, 1998, pág. 88. 22 23 6 BOTES DE PINTURA Y FRAGMENTO DE PIGMENTO PICTÓRICO Rambla de Santa Eulalia y calle Atarazanas (Mérida), siglos I-IV d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 410-411) y Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida (Inv. 81/00/92). DESCRIPCIÓN Los dos botes proceden de una tumba hallada en la Rambla de Santa Eulalia, y aparecen documentados en el Museo por primera vez en el inventario realizado en 1911 por Maximiliano Macías. Por su parte, el fragmento de pigmento procede de una excavación llevada a cabo en la calle Atarazanas en el año 1988. Los botes consisten en sendos contenedores cerámicos de pequeño formato, completos, presentan base plana, cuerpo de forma cilíndrica y boca con labio recto. Uno de ellos muestra en su interior restos de pintura de tonalidad rojiza, y el otro amarilla. El fragmento de pigmento que acompaña a ambos recipientes consiste en un conglomerado de “azul egipcio”. Este último se identifica con una sustancia mineral empleada en la elaboración de cosméticos, fármacos, pinturas murales, teñido de telas y coloración de vidrios. A la escritura sobre tablillas de cera, papiro o materiales duros como las inscripciones sobre metales o mármol, debemos añadir la escritura con pintura, pues esta última se podía usar no sólo para ejecutar decoraciones pictóricas, sino también para escribir o rotular informaciones y noticias de todo tipo sobre las paredes de los edificios, siendo habitual su aparición en las calles, bajo la forma de anuncios, candidaturas, inscripciones funerarias, etc. J.A. Bibliografía: Sánchez Sánchez, 1992, pág. 68, fig. 17. 24 25 7 CONJUNTO DE ESTILETES DE BRONCE, HIERRO Y HUESO Procedencias diversas (Mérida), siglos I-IV d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 7262, 7598, 29213, 29216, 29267, 29287, 30117 y 30672; 6519, 7644, 29438 y DO2012/3/66; 13216 y 30742). DESCRIPCIÓN Del conjunto de estiletes que se presenta, aunque todos tienen en principio certificada su procedencia emeritense, la mayoría carece de contexto específico de hallazgo, aunque los dos que sí cuentan con uno (el antepenúltimo y el penúltimo) son un buen exponente de lo que sabemos que sucede tanto en nuestra ciudad como en otras del Imperio: o bien se localizan en tumbas, como el primero, o bien en vertederos, como el segundo. Casi todos los ejemplares, como suele ser habitual, se componen de tres partes: la punta con la que se escribía, el vástago y la cabeza con la cual se borraba. Los ejemplares de bronce tienden a presentar una mayor riqueza decorativa, distinguiéndose a tal efecto el segundo ejemplar, que muestra un motivo zoomorfo (un delfín) entre el vástago y la cabeza; o el quinto, que consta de una decoración de líneas y triángulos en todo el recorrido del cuerpo. El cuarto ejemplar, al igual que el segundo, debió contar con una punta intercambiable, posiblemente efectuada en una materia distinta. Y el sexto estilete, que destaca igualmente por una punta muy alargada y estrecha, que se fecha en época tardía. Los ejemplares de hierro no suelen variar en su forma, y en raras ocasiones presentan decoración. Los de hueso son más estilizados, pudiendo mostrar algún tipo de decoración, si bien pueden ser difíciles de distinguir, al no soler contar con una cabeza espatulada. Un caso fuera de lo común lo constituye el último estilete, al que se ha adherido una lámina de oro a su punta, reforzándola y embelleciéndola a un tiempo. Las piezas de bronce, y en especial el ejemplar fracturado de punta troncocónica muy alargada (el octavo), es muy posible que procedan de talleres situados fuera de Hispania. El resto deben de ser de manufactura local. J.A. y R.S.G. Bibliografía: Alonso (en prensa); Alonso, 2012; Sabio González, 2012, n.º 46.2, 46.3 y 46.6; Sabio González (en prensa). 26 27 8 ESPÁTULAS DE HIERRO Casa del Mitreo (Mérida), siglo IV d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 17146, 17149 y 17151). DESCRIPCIÓN El presente conjunto fue ingresado en lote tras su hallazgo en las excavaciones practicadas en la conocida como Casa del Mitreo, durante los años 60 del siglo xx, por García Sandoval. De los tres ejemplares, el primero presenta una larga hoja que se inicia en sendos cortes a círculos a partir de una espiga de enmangue de sección cuadrada, para después retranquearse en su desarrollo hacia su área central mediante sendas inflexiones cóncavas con perfil de arco rebajado. El segundo presenta una hoja en forma de triángulo equilátero y un mango de sección cuadrada rematado en un pomo cónico. Y en fin, el tercero y último presenta una hoja en forma de triángulo isósceles que se prolonga en un corto mango para culminar en un pomo que va ensanchándose hasta configurar una superficie cuadrada en su remate externo. Tanto la escritura como las correcciones ocasionaban una pérdida de cera en las tablillas usadas para escribir, por lo que era necesario verter nuevas capas de cera hervida. Para ello se precisaba de un instrumento complementario conocido como “espátula de cera”. Dichas espátulas estaban específicamente destinadas a extraer la cera sobrante de las tablillas y, tras el vertido de una capa nueva, proceder a alisarla de una manera uniforme, o sea, obtener una “tabula rasa”. El tercero de los ejemplares que presentamos se correspondería estrictamente con una de estas espátulas. Las otras dos, posiblemente asociadas a ésta en el momento de su hallazgo, es posible que cerraran un juego algo más complejo en el que quizá la primera hiciera las veces de formón en la talla de las tablillas, mientras que la segunda sirviese para extender o alisar más uniformemente la capa de cera. R.S.G. y J.A. Bibliografía: Alonso (en prensa); Sabio González, 2012, n.º 45.7-45.9; Sabio González (en prensa). 28 29 9 SELLO Y CÁPSULA DE SELLO Puerta del Sur y sin procedencia específica (Mérida), siglos I-IV d. C. Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida (Inv. 159/4/4) y Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 36131). DESCRIPCIÓN La primera pieza se halló en el área conocida como “Puerta del Sur” en una tumba acompañada de un depósito funerario de extraordinaria riqueza, mientras que la segunda fue donada al Museo por la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Arte Romano previa compra de la colección particular a la que pertenecía, titularidad de María Morcillo. El sello está elaborado en pasta vítrea de tonalidad blanca y lleva la letra “A” grabada en bajo-relieve, formando parte del engarce de un anillo signatorio. Por su parte, la cápsula de sellos corresponde a la tapadera de esta última, y presenta una forma de disco con el centro perforado y una decoración a base de incrustaciones de pasta vítrea en tonos azul cobalto, blanco y verde claro organizada en dos registros separados por baquetones concéntricos en relieve. El orificio central, de perfil informe, parece haberse agrandado tras su fabricación. El uso del anillo signatorio y de la cápsula de sellos se debe entender en el contexto de la comunicación escrita. Para salvaguardar el contenido escrito sobre una tablilla de cera, una vez cerrada ésta se situaba una cápsula sobre su superficie, se anudaba con un cordel y se vertía cera antes de cerrarla. En algunos casos, para aumentar la protección se sellaba la cera. Una vez en el destino, se abría la cápsula y se comprobaba que el sello pertenecía al remitente y que no se había abierto durante su transporte. El sello autentificaba el contenido. J.A. Bibliografía: Alonso (en prensa)b; Sabio González (en prensa). 30 31 10 PUNTERO Y CINCEL DE HIERRO Columbarios y sin procedencia específica (Mérida), siglos I-IV d. C. Museo Nacional de Arte Romano (MNAR 23012 y 29907). DESCRIPCIÓN De las dos piezas presentadas, una fue ingresada a partir de unos sondeos efectuados en el área conocida como de los columbarios por la presencia de dos edificios funerarios asociados a este tipo de monumento, mientras que la otra pertenece al fondo antiguo del Museo, desconociéndose su procedencia exacta dentro de la ciudad pero sí pudiendo saberse que fue hallada en la misma en alguna de las excavaciones practicadas entre el inicio de las excavaciones oficiales, en 1910, y la Guerra Civil. Los dos ejemplares tenían una punta en un extremo, así como una cabeza en el extremo opuesto, sobre la cual se percutía con otra herramienta, por lo general un martillo, para así propiciar la retirada de materia en la piedra sobre la que efectuaban su labor. Más específicamente, el puntero servía para trabajar mediante incisiones, mientras que el cincel lo hacía mediante cortes oblicuos. Nos hallamos ante dos instrumentos vinculados en principio a la cantería, y que en una primera instancia difícilmente podrían identificarse como instrumentos de escritura. No obstante, su inclusión en la muestra se encuentra justificada por el uso puntual de tales herramientas en la elaboración de inscripciones en piedra como las expuestas, no sólo en esta sala, sino en muchas otras de las del Museo, así como en muchas de las colecciones donde se halle presente la cultura romana. R.S.G. Bibliografía: Sabio González, 2012, n.º 75.44 y 38.1. 32 33 III Los soportes de la escritura Si variados son los instrumentos, más variados son los soportes de la escritura. Pero en este campo hay que advertir que es más lo que se ha perdido que en el otro, ya que por su propia naturaleza han desaparecido la mayoría de los soportes básicos: el papiro, el pergamino, la madera y la cera. Antes de la introducción del invento chino que hoy conocemos como papel, lo que podría llamarse como “el papel de la Antigüedad” se hallaba realizado, bien con una fibra vegetal (el papiro), bien con piel animal (el pergamino). En Mérida no ha aparecido nada sobre estas materias, como en general en el resto de la península ibérica. Pero sí persisten representaciones de las hojas, rollos y libros a cuyo formato se solían ajustar. En la Sala VI de la planta baja, en el lateral de un monumento, aparece un folio de papiro (fig. 5). Y aquí exponemos el pasarriendas de bronce de un carro con dos figuras: una portando un rollo y la otra unas tablillas de cera (n.º cat. 11). Al pasarriendas le acompaña la representación en mármol de una caja para contener varios rollos (n.º cat. 12). Lo que sí se conserva de los soportes es, como hemos dicho, lo minoritario. Pero su escasez se suple con su variedad: tenemos inscripciones sobre mármol, sobre granito, sobre pinturas al fresco (n.º cat. 13), sobre mosaico, sobre hueso (n.º cat. 14), sobre cerámica (n.º cat. 15), sobre vidrio (n.º cat. 16), sobre bronce (n.º cat. 18), sobre plomo (n.º cat. 19)…; formando parte de edificaciones (n.º cat. 13), de estatuas, de utensilios, de recipientes (n.º cat. 15 y 16), de tuberías, de monedas, de anillos (n.º cat. 17)… De las inscripciones en mármol, por ejemplo, sobra referir que, gracias a la dureza del material en el que se hallan ejecutadas, constituyen la gran mayoría de los testimonios escritos conservados en la ciudad, formando parte desde Fig. 5. Lateral del ara Lancio Juliano. En la cara opuesta a aquella en la que aparece un estuche, consta el folio desplegado que mostramos. Dada la tosquedad de la figuración, se decidió representar el típico contorno ondulante producto de su plegado en un rollo. 34 de edificios públicos hasta de monumentos privados. Sobre paramentos murales las hay pintadas, y de muy diversos caracteres, desde votivas (fig. 6) hasta funerarias (fig. 7). Pero también incisas, estas últimas provistas de un Fig. 6. Pintura mural con inscripción dedicada a la diosa Némesis. Fue hallada en el Anfiteatro de Mérida, debiendo estar dedicada por un magistrado que ofrecía juegos o ludi en el anfiteatro. Hoy día se expone en la vitrina de la Sala I de la planta baja del Museo. Fig. 7. Pintura mural con inscripción funeraria. Forma parte de una losa totalmente pintada al fresco que apareció cubriendo el mausoleo que se conserva en la Cripta del Museo. En espera de su instalación, la pintura se custodia en los almacenes del Museo. 35 carácter más incidental, como es el caso de las ejecutadas sobre las pinturas murales de la calle Suárez Somonte, conservadas en la Sala VII de la planta baja del Museo (fig. 8). Las musivarias suelen hacer destacar la firma de los artistas que ejecutaran cada mosaico. En cuestión (fig. 9), igual que sucede con las estatuas (fig. 10). Un material sorprendentemente destacado, por su gran frecuencia de aparición, lo constituye la cerámica. Aparte de un caso tan peculiar como el de la carta escrita sobre la teja de Villafranca (fig. 11), generalmente se trata de textos breves, con nombres de fabricantes o propietarios, que pueden estar desde estampados hasta incisos (n.os cat. 21 y 23), pasando por algunos pintados (n.º cat. 20). En fin, terminar recordando la aparición de textos sobre objetos elaborados en los metales más preciados, como la plata del disco de Teodosio cuya réplica se expone en la sala, o el oro del anillo que presentamos en la vitrina (n.º cat. 17). Fig. 8. Detalle de las pinturas murales halladas en la calle Sagasta de Mérida y exhibidas en la Sala VII de la planta baja del Museo. En la imagen se aprecia parte de los grafitos ejecutados sobre las mismas, posiblemente por un niño. 36 Fig. 9. Mosaico del taller de Annius Bonius, expuesto en la Sala V de la planta baja del Museo. Su datación es muy tardía y su factura ya muy tosca, llegando a pretenderse incluso posterior al siglo V d. C., pero ello no obsta para que su artífice lo firme con orgullo. Fig. 10. Detalle de un togado expuesto en la Sala X de la planta baja del Museo. En él se aprecia una firma abreviada que rezaría ex oicina Gai Auli, “del taller de Cayo Aulo”. La misma firma aparece sobre el muslo de muchos de los togados del Pórtico del Foro. 37 Fig. 11. Teja conocida como de Villafranca por su hallazgo en dicha localidad y conservada en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid. En ella se narra una compleja trama en la que participan esclavos, infidelidades y maltratos. 38 11 PASARRIENDAS Área arqueológica de Morería (Mérida), siglos II-IV d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. DO2012/1/8). DESCRIPCIÓN Ejemplar procedente de las excavaciones de “Morería”. Se encontró en un pozo situado en el peristilo de la domus o vivienda romana conocida como “Casa de los mármoles” asociada a un contexto de destrucción del siglo V, momento en que se abandona el inmueble y en el que se arrojan al mencionado pozo numerosas piezas. Se trata de una pieza completa de bronce identificada como un pasarriendas, conformado por una caja de enmangue troncopiramidal flanqueada por tallos vegetales con volutas con los extremos superiores rematados en flores y cabezas de felino con fauces abiertas. Culminan la composición dos figuras varoniles sedentes que representan a sendos filósofos vestidos a la manera griega arcaica con himation, la prenda más usual de vestimenta civil de los hombres libres en la edad clásica tardía, que consistía en una túnica rectangular y larga que cubría el cuerpo, sujeta a un hombro o a los dos dejando el pecho descubierto. Uno de ellos porta un rollo de papiro cerrado y otro un códice de madera o tablilla de cera abierta. Ambos se encuentran sentados, mirando hacia la izquierda y cruzando la pierna izquierda sobre la derecha. Esta pieza es interesante porque muestra los dos tipos nobles de soporte de la escritura en la Antigüedad, el rollo de papiro y la tablilla de cera, los cuales se emplearon en igualdad de condiciones. Formaba parte de un carruaje, empleándose de modo que por las oquedades se pasaban las correas con las que se dirigía el tiro de animales. J.A. Bibliografía: Alba Calzado, 1998b; Alba Calzado, 2012; Barrero Martín, 2014, n.º 3. 40 41 12 FRAGMENTO DE ESTATUA (CAJA) Almacén del Teatro romano (Mérida), siglo I d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 20895). DESCRIPCIÓN La pieza ante la que nos hallamos fue ingresada como otras muchas en el Museo desde los almacenes situados en el recinto del Teatro romano. Allí debió ser depositada anteriormente como consecuencia de alguna de las múltiples intervenciones realizadas antes de la Guerra Civil, posiblemente en el entorno del mismo Teatro. Se trata de un fragmento de estatua de cuerpo entero correspondiente a uno de los ángulos inferiores de la misma, incluyendo parte de la base y la representación de una caja cilíndrica, de tendencia ligeramente troncocónica, rodeada por una banda y centrada por un motivo en forma de hoja de hiedra. Mide 36 cm de altura por 19 cm de anchura. La caja es fácilmente identificable con las empleadas en el mundo romano para contener volumina o rollos. Su representación es frecuente en las figuras de togados, dado que servían de útil apoyo a éstas en la zona donde más tendían a fracturarse: el leve intervalo que mediaba entre el final de la gruesa masa conformada por la indumentaria y la base, sólo establecida por unos delgados tobillos. Representaciones muy semejantes a la nuestra pueden contemplarse en las estatuas completas que, procedentes con más seguridad del recinto del Teatro romano, se exhiben en la Sala II de la planta baja del Museo, lo cual viene a avalar la posibilidad establecida en relación a la probable procedencia de nuestro fragmento. R.S.G. Bibliografía: Inédito. 42 43 13 FRAGMENTO DE PINTURA MURAL GRAFITADO Foro colonial, termas (Mérida), siglo I d. C. Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida (Inv. 939/56/52). DESCRIPCIÓN Ejemplar hallado junto al pórtico noroccidental del foro de la colonia, situado bajo el actual Centro Cultural Alcazaba. Se encontraba en un contexto anterior a la construcción de las termas de la segunda fase de ocupación. Se trata de un fragmento del revestimiento estucado y pintado de rojo perteneciente a una columna. Sobre ésta se grabó en sentido vertical y de arriba abajo un grafito en letras capitales cursivas muy deformadas, del que conservamos parcialmente apenas dos palabras: […]ntio fellat[…] “…se la chupa a -ncio…” Todo apunta a que podría tratarse de un grafito de contenido erótico, tan frecuentes en las paredes de Pompeya. Por analogía con algunos de los estudiados en la ciudad destruida por el Vesubio, el profesor Ángel Ventura propone que el primer término de este grafito emeritense se correspondería con el final de un nombre personal, declinado aquí en dativo o ablativo, que bien podría ser Pontio, Sentio, Prudentio, etc.; y que el segundo vocablo es la tercera persona del singular del presente indicativo del verbo fellare. Por tanto, se puede interpretar de este análisis que alguien, cuya identidad desconocemos, ha practicado una felación a un personaje del que sólo queda el final de su nombre, -ntio. L.H.M. Bibliografía: Stylow, 2009, pág. 519, n.º 61. 44 45 14 PLACA DE HUESO Teatro romano (Mérida), siglos I-IV d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 8821). DESCRIPCIÓN El presente ejemplar fue hallado durante la limpieza, en 1961, de las cloacas del Teatro romano de Mérida, llevada a cabo por el arquitecto José MenéndezPidal. Durante las mismas y junto a algunas piezas reutilizadas, se localizaron también diversas monedas de bronce datadas en el Bajo Imperio. La placa, muy fragmentaria, está dividida en dos fragmentos pegados entre sí, estando atravesada por los restos de un pequeño orificio relleno de óxido de hierro que debió de ser el que provocó precisamente la fractura de la pieza. Sólo parecen conservarse sus límites laterales, y sus dos caras se encuentran pulimentadas, observándose la presencia de una letra B mayúscula en una de ellas. Mide 12 cm de longitud por 6 cm de anchura. Es difícil conjeturar ante qué tipo de objeto nos hallamos concretamente, así como el sentido de la única letra trazada por incisión sobre una de sus caras. Una pista a tal efecto la podría suministrar, aparte de su pequeño formato, el hecho de haber podido estar atravesada por un clavo de hierro, un vestigio del cual se habría perpetuado en el óxido que rellena el orificio que atraviesa la pieza. Resulta tentador pensar en algún tipo de relación entre la pieza y el funcionamiento del Teatro romano en el que fue hallado, recordándonos aquella al carácter incidental de los fragmentos de cerámica utilizados como entradas en algún contexto semejante. Pero también podríamos hallarnos ante una práctica de escritura sobre los restos de un objeto ya previamente fracturado y después abandonado, como debe de suceder con el ejemplar n.º cat. 21 de nuestra muestra. R.S.G. Bibliografía: Inédito. 46 47 15 VASO DE CERÁMICA Calle Duque de Salas (Mérida), siglo I d. C. Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida (Inv. 5-0-4). DESCRIPCIÓN Este vaso o jarrita de doble asa se encontró dentro de una tumba de incineración formando parte de un depósito ritual compuesto por otras piezas cerámicas. Posee boca exvasada, cuerpo bitroncocónico con carena poco marcada en el centro, base estrecha y plana con pie apenas indicado en el perfil; las dos asas verticales, afrontadas, de cinta y ligeramente abiertas en su eje. La superficie está bien alisada y conserva engobe anaranjado sólo en la mitad inferior de la pieza. Una acanaladura a la altura del hombro separa dos espacios decorados con líneas bruñidas: una ondulada en la parte inferior y una sucesión de trazos paralelos en diagonal en la parte superior. A la altura del hombro, sobre y en paralelo a la acanaladura que marca la carena, se puede leer la siguiente inscripción incisa postcocción, grafitada en letras capitales cursivas, de entre 0,6 y 1,2 cm de altura: Coreta Vi(r)giliani s(erva) “Coreta, esclava de Virgiliano” El término que identifica a la propietaria del vaso, Coreta, se grabó con unos trazos incisos más profundos que el resto de la inscripción, donde aparece el nombre de su dominus de pertenencia, Ve(r)gilianus, y la S como abreviatura de su condición de serva, que apenas se atisban por la levedad de las incisiones. Este texto espontáneo fue grabado por la propietaria del vaso, de nombre Coreta, con el fin de individualizar una de las piezas (quizás la más preciada) de su vajilla personal; práctica muy común entre los miembros serviles de las domus romanas. Además, el nombre de Coreta, de raíz griega, es muy extraño, pues sólo se atestigua en unos pocos epígrafes de las regiones orientales del Mediterráneo. Por otra parte, Virgilianus también es un unicum en la onomástica hispanorromana; interesándonos destacar aquí su incorrecta ortografía (Vigiliani) como fiel reflejo de una pronunciación propia del habla vulgar. L.H.M. Bibliografía: Alba Calzado, 1998a; Hidalgo Martín, 2012a. 48 49 16 BOTELLA DE VIDRIO Calle José Ramón Mélida, n.º 21 (Mérida), siglo III d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. DO2011/2/11). DESCRIPCIÓN El presente ejemplar procede de una sepultura de inhumación hallada durante la excavación de un solar situado en la zona oriental de la ciudad. Se trata de una botella esférica fracturada que ha perdido el cuello y que muestra decoración efectuada mediante grabado por medio de leves incisiones empleando una rueda de esmeril, a la que se le añadió un abrasivo para rellenar el interior de las figuras. La pieza se inscribe dentro del grupo Puteoli que tienen como característica común presentar sobre la superficie del cuerpo una representación sucinta de las ciudades de Baiae o Puteoli. La nuestra en particular presenta como motivo decorativo una vista de la segunda ciudad de Puteoli desde fuera del puerto. Bajo una descripción que corona la pieza se desarrolla una sucesión de edificios de los cuales algunos se identifican por su tipología mientras que otros no. Entre los primeros se señalan los siguientes: Portus, Stadium, Amphiteatru, Palestra, Thea[trum], Odium, Macellum, Enporium “Puerto, estadio, anfiteatro, palestra, teatro, odeón, lonja, mercado”. Este tipo de botella se asocia a algún souvenir comprado por turistas en ese gran centro portuario que era además destino de descanso para ciudadanos acomodados que visitaban la ciudad famosa por sus aguas salutíferas. Éstos llevarían consigo algún recuerdo de su estancia. Al soler incorporar distintas representaciones de las ciudades e inscripciones individualizadas, se cree que se fabricaron según la demanda. Pero no es el caso concreto de la botella de Mérida, pues el individuo no se puede adscribir como perteneciente a un alto estatus social. Como la inscripción que corona el cuerpo de la botella es de carácter funerario, parece claro que su destino final era formar parte de un depósito funerario. J.A. Bibliografía: Bejarano Osorio, 2005; Bejarano Osorio, 2012. 50 51 17 ANILLO DE ORO Necrópolis de San José (Mérida), siglos V-VII d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 32563). DESCRIPCIÓN Ejemplar hallado dentro de una tumba durante las excavaciones practicadas en 1985 por José Luis de la Barrera en el entorno de la actual parroquia de San José, y por lo tanto en el sector de la Necrópolis Oriental más próximo a la ciudad. La pieza está conformada por una gruesa lámina de oro de sección semicircular en su cara externa que tiende a aumentar de anchura hasta desembocar en un chatón cuadrado. Éste está centrado por la figura en negativo de un ave, rodeada por una inscripción adaptada al marco cuadrado del chatón y que, partiendo de una triple interpunción triangular, parece disponer sus caracteres en posición invertida. Otra inscripción, en este caso con los caracteres en su posición natural, se desarrolla a ambos lados del chatón y reza así: Se/ne/s – Fec/it “Senes lo mandó hacer” Casi no cabe duda de que Senes es el portador del anillo, y no su artífice. La avanzada cronología de la pieza, que Barrero Martín propone adelantar en base a los rasgos paleográficos hasta los siglos VI-VII, podría indicarnos que se trata de un personaje perteneciente a las clases dominantes de la ciudad en aquel momento. Más enigmática resulta la inscripción del chatón. Se leen con facilidad algunas letras que, de invertirse, recompondrían la expresión in […]or sui. Entre in y or parece haberse perdido un mínimo de dos letras más, debido quizá al desgaste producido por el uso del chatón como sello. A modo de propuesta personal, nos atreveríamos a restituirlas por una G y una R, en cuyo caso resultaría la expresión in glor sui “en su gloria”, alusiva quizá a la figura del ave a la que rodea el texto, que cabría identificar, dado el contexto cronológico en el que nos situamos, con el símbolo del Espíritu Santo. R.S.G. Bibliografía: Barrero Martín, 2014, n.º 28. 52 53 18 LETRA DE BRONCE Sin procedencia específica (Mérida), siglos I-IV d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 30685). DESCRIPCIÓN La pieza ingresa en el Museo en 1984 como resultas de la compra de la colección particular de Francisco Castelló Gil. Como otros ejemplares de la misma colección es muy posible por lo tanto que proceda de Mérida, aunque sin poder determinarse su contexto de hallazgo específico. Nos hallamos ante una letra N conformada por una lámina de bronce con un suave relieve curvo por su cara principal, así como liso por la opuesta. Mide 4,7 cm de altura por 3,5 cm de anchura. Las letras se obtenían fundiéndolas una a una o recortándolas de chapas broncíneas, se ajustaban a la piedra o al mármol introduciendo las espigas en unos taladros realizados previamente y ajustando las clavijas con plomo derretido o láminas de plomo presionadas. Éstas se incorporaban a las caras externas de algunos edificios monumentales situándolas a una altura tal que las hiciera bien visibles, así como a basas de estatuas mediante grapas. El empleo del bronce se debía tanto a la nobleza del material como a que se pretendía que perduraran en el tiempo. Los textos que formaban solían expresar mensajes propagandísticos con una significación política evidente, tales como inauguraciones, restauraciones, nombres de donantes, etc. En Mérida han sido hallados unos destacados ejemplares sobredorados procedentes de las excavaciones en el Teatro romano, los cuales debieron de aplicarse sobre los orificios que aún pueden verse en el monumento. Nuestra pieza, de dimensiones más reducidas, debió de destinarse a unos fines más modestos. R.S.G. y J.A. Bibliografía: Inédito. 54 55 19 ETIQUETA DE PLOMO Avenida Vía de la Plata (Mérida), siglo I d. C. Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida (Inv. 8008/14/64). DESCRIPCIÓN La pieza fue hallada junto a un tramo de la conducción hidráulica de Proserpina-Los Milagros a su paso por la actual avenida Vía de la Plata, en un nivel de cenizas dentro de un vertedero de época romana, fechado por su descubridora, Rocío Ayerbe, en los comedios del siglo I d. C. Se trata de una plaquita de plomo de forma rectangular, de 2,8 × 4 cm, perforada por un pequeño orificio circular en el centro de uno de los dos lados cortos, el cual sin duda debió servir para pasar un hilo o fina cuerda que sujetaría la pequeña lámina al objeto, producto o mercancía que se pretendía identificar. Este tipo de piezas, presentes en casi todas las provincias del Imperio, siempre aparecen relacionadas con las actividades comerciales e industriales del lugar de procedencia y suelen tener una duración efímera, por su condición de simples identificadores útiles para una transacción o actividad muy concreta dentro de una officina. En esta etiqueta emeritense, por una de sus caras se grabó un grafito inciso en letras capitales y distribuido en tres renglones: Paula / L P / robra+ En la primera línea y con algo más de nitidez se distingue un nombre personal femenino de claras reminiscencias griegas, Paula, que posiblemente haga mención a la persona propietaria o receptora del objeto o mercancía etiquetada; mientras que en la última se logra leer, con no poca dificultad por el fino trazado de las incisiones, el término robra, una variante vulgar del adjetivo rubra (ruber,-bra,-brum, “rojo”). Éste podría estar identificando por su color algún producto o mercancía que fue preciso etiquetar, quizás algún tipo de vestimenta o tela, dada la abundancia de estas tesserae de plomo, descubiertas por diferentes localizaciones del Imperio, haciendo mención a una gran variedad de manufacturas vinculadas con el mundo de los textiles. L.H.M. Bibliografía: Ayerbe, 2000. 56 57 IV Los alfabetos y las lenguas. La evolución gráfica de la escritura El Imperio Romano fue tan extenso que llegó a absorber e integrar gran número de culturas. De ello dan testimonio los numerosos alfabetos y lenguas que llegaron a utilizarse por todo lo ancho de su territorio. Con el tiempo y por cuestiones de utilidad se fue imponiendo el alfabeto latino, así como la lengua latina. Pero junto a ello y sobre todo en Oriente se siguió empleando la lengua y el alfabeto griegos. En Hispania hubo muchas lenguas antes de que llegara el latín. Unas llevaban en ella largo tiempo, como la ibera o la tartésica. Otras eran más recientes, como la fenicia o la griega. Pero poco se escribía, sobre todo en las primeras, y cuando escribían era en el alfabeto propio de las segundas, así como en el latino tras su llegada. Mérida se fundó dos siglos después de la llegada de Roma a Hispania, cuando poco quedaba ya de las lenguas autóctonas: apenas conservamos algunos vestigios de nombres propios de origen prerromano, de los que exponemos un ejemplo a través del grafito de una cerámica (n.º cat. 23). La presencia del alfabeto y la lengua griega en Mérida debe obedecer a una cuestión de prestigio. Pero también a la presencia de personas de oriente en la ciudad, algo muy bien testimoniado ya al final de la Antigüedad, tanto por la literatura como por inscripciones como las que aquí se presenta (n.º cat. 22). A ella le acompañan una copa pintada (n.º cat. 20) y una cerámica grafitada (n.º cat. 21), ambas con caracteres en griego y datadas en el Alto Imperio. Las distintas salas del Museo dan también buena cuenta de lo dicho, destacando la presencia de nombres en griego en casos tan variados como la rúbrica de un artista, en la escultura mitraica de la Sala IV de la planta baja (fig. 12), o en la de la consignación del nombre de los siete sabios de Grecia Fig. 12. Detalle de la estatua mitraica expuesta en la Sala IV de la planta baja del Museo. Data del siglo II d. C., hallándose firmada por un artista de origen griego llamado Demetrio, tal como puede apreciarse en la imagen. Hoy día se expone en la vitrina de la Sala I de la planta baja del Museo. 58 en el mosaico de la Sala VII de la planta segunda (fig. 13). Otras personas traían otros alfabetos y otras lenguas, y de ello nos habla la inscripción hebrea escrita sobre el ánfora expuesta (n.º cat. 26). Pese a lo dicho y como cabía esperar, el alfabeto y la lengua más usados en Mérida fueron el latino y el latín respectivamente; sobre todo en inscripciones en piedra y en mayúsculas. Cualquier ejemplo vale (n.º cat. 24). Pero también y sobre esta materia puede aparecer en cursiva (la letra propia de escribir a mano sobre soporte blando), de lo que exponemos otro ejemplo, en este caso tomado de una marca de cantería sobre un tablero decorativo procedente del Foro Colonial emeritense (n.º cat. 25). Finalizando la muestra, se ha expuesto un repertorio de inscripciones que, abarcando desde el siglo I a. C. hasta el siglo VIII d. C., ilustren la evolución gráfica de la escritura más documentada, la mayúscula latina, sobre un soporte, el mármol, a lo largo de 800 años (n.º cat. 27-35). Fig. 13. Detalle del mosaico conocido como de los Siete Sabios, expuesto en la Sala VII de la planta segunda del Museo. La identificación de los sabios está bien determinada por acompañarse de sus nombres en griego. En la imagen vemos al famoso Quilón de Esparta. 59 20 COPA DE CERÁMICA Necrópolis del Albarregas (Mérida), siglo I d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 8026). DESCRIPCIÓN La presente pieza fue hallada en 1952, en el solar de la Corchera Extremeña, y por lo tanto en el área comprendida por la necrópolis conocida como del Albarregas. El arqueólogo excavador fue Serra Rafols, quien procedió a entregarla al Museo, donde la publica Álvarez Sáenz de Buruaga entre las adquisiciones de 1952-1953. Nos hallamos ante un vaso que presenta pie destacado, cuerpo cilíndrico, levemente ensanchado en su área central, y boca con labio exvasado. Sobre su superficie se han trazado una serie de motivos pintados en rojo, los cuales consisten en hasta siete líneas horizontales, la inferior aislada y las siguientes formando bandas con sucesiones de puntos en su interior. Entre la primera y la segunda banda empezando por abajo se desarrolla una inscripción, también pintada, que dice así: […]A · NI · Φ[…]OYC[…] · Aunque no hemos podido realizar una transcripción completa debido a su deficitario estado de conservación, podemos advertir caracteres griegos que confirmarían la teoría de comerciantes orientales en la zona. Funcionalmente esta inscripción podría bien indicar el taller productor, el antropónimo del propietario que lo hubiera encargado ex profeso o bien una fórmula apotropaica vinculada al consumo de líquidos. Aunque se le ha presupuesto una cronología tardía (Abascal, 1987, n. 813), los paralelos con los que contamos y su contexto de aparición, apuntarían a una época más temprana, segunda mitad del I d. C. R.S.G. y M.B.A. Bibliografía: Abascal Palazón, 1986, págs. 417-418; Álvarez Sáenz de Buruaga, 1956, pág. 3. 60 61 21 FRAGMENTO DE RECIPIENTE CERÁMICO Calle Constantino (Mérida), siglo I d. C. Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida (Inv. 22-00-1). DESCRIPCIÓN La pieza fue hallada en un vertedero que podría pertenecer a una instalación industrial relacionada con la fabricación de cerámicas y que ha sido fechado en época altoimperial (siglos I-II d. C.). Se trata de un fragmento de base de una copa de terra sigillata gálica, forma Drag. 27, que porta grafito inciso postcocción en la pared interior del pie, conservado parcialmente. Fue grabado en círculo con la pieza apoyada boca abajo. Se pueden leer las seis primeras letras del alfabeto griego hasta la fractura de la cerámica. Para completar el círculo faltan 5 o 6 letras, es decir hasta la Λ o la Μ. Todas ellas son capitales y tienen una altura de 1 y 1,2 cm. ΑΒΓΔΕΖ[ΗΘΙΚΛ¿Μ?] La datación del texto, atendiendo a criterios tipocronológicos cerámicos, nos lleva a la segunda mitad del siglo I d. C., por lo que podemos aseverar que es la inscripción griega más temprana de las descubiertas hasta hoy en Mérida. Demuestra que alguien está aprendiendo griego en la ciudad: tal vez un alumno romano que quiere disponer de esa cultura helénica tan ansiada por las élites; o tal vez un niño o joven de origen oriental residente en Augusta Emerita, al que sus padres están enseñando a escribir en su lengua nativa. L.H.M. Bibliografía: Alvarado González, 1994; Hoz García-Bellido, de (en prensa), n.º 392. 62 63 22 LÁPIDA DE MÁRMOL Templo de Diana (Mérida), siglo VI d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 35117). DESCRIPCIÓN Fragmento de lauda sepulcral de mármol hallado en las excavaciones de 1987 del Templo de Diana. En estas excavaciones dentro del área del foro de la colonia han aparecido otros epígrafes también funerarios cristianos, en latín, así como esculturas que debían pertenecer a un edificio de época visigoda (siglos V-VI d. C.), cuya cimentación se puede contemplar en la actualidad en la musealizada plaza del templo de Diana. La inscripción dice: ἔ̣νθα [κα]/τάκιτη Μ̣[ο]/ντανός “Aquí yace Montano” La profesora M.ª Paz de Hoz la fecha en la segunda mitad del siglo VI por la ausencia de láurea rodeando la inscripción y la paleografía, en letras cursivas. En conjunto, las inscripciones griegas de Mérida datan de los siglos V-VI, el período de máximo esplendor del primer cristianismo en la ciudad, dentro del cual se constatan los principales edificios religiosos y la mayor parte de las lápidas funerarias. Sabemos de la existencia en Mérida, en este contexto cristiano, de una comunidad de orientales que conocen el griego (por ser su lengua vernácula) gracias a la identificación de más de una veintena de epitafios en griego, además de por la documentación literaria, y más concretamente las Vidas de los Santos Padres de Mérida, que nos habla de eclesiásticos de procedencia oriental. Estas inscripciones cristianas escritas en griego poseen tales formulismos, mensajes, lugares de aparición, etc., que dejan entrever el alto grado de aculturación que los orientales residentes en Mérida tomaron de la mayoritaria población latinoparlante. L.H.M. Bibliografía: Hoz García-Bellido, de, 2007; Hoz García-Bellido, de (en prensa), n.º 409; Ramírez Sádaba, 2000, n.º 185; Ramírez Sádaba, 2003b, págs. 369-370, n.º 26. 64 65 23 CONJUNTO DE FRAGMENTOS DE CERÁMICA Cuartel de Artillería (Mérida), siglo I d. C. Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida (Inv. 8067/22/426, 8067/22/428, 8067/65/637 y 8067/65/650). DESCRIPCIÓN Los cuatro fragmentos cerámicos proceden de una intervención arqueológica realizada en el año 2004 con motivo de la construcción de un nuevo edificio (el actual Museo Abierto de Mérida, MAM) en lo que había sido el cuartel de artillería “Hernán Cortés”. Fueron hallados dentro de una gran fosa excavada en la roca geológica e interpretada como puticuli o fosa común de enterramiento, que estaba colmatada por todo tipo de residuos orgánicos –cenizas, restos antracológicos, malacofauna, fauna terrestre y restos óseos humanos–, así como de materiales inorgánicos –cerámica, vidrio, metal, industria ósea, decoración parietal, etc.–. Gracias al análisis en especial de los restos cerámicos exhumados se ha podido fechar el puticuli y vertedero a finales del siglo I d. C. (época flavia). Entre el más del centenar de restos cerámicos rescatados que portaban alguna marca de escritura, escogemos aquí estos cuatro, todos ellos con el nombre que identificaba a su poseedor. El primero es la base de una cerámica común en el que, junto al pie y siguiendo el mismo sentido circular trazado por él, se lee [F]ortunatus. El segundo es parte de la base de una copa de terra sigillata gálica que porta grafito en el fondo exterior dentro del anillo del pie, en el que se lee Primigiini (“de Primigenio”), cognomen de origen latino, igual que Fortunatus. El tercero, similar al anterior, conserva un grafito completo en la base exterior, dentro del anillo del pie, en el que se lee Sasa, un antropónimo oriental de raíz irania. Destacaremos aparte el último, que es parte de la base y del pie de un plato de terra sigillata gálica, el cual porta un grafito completo en la pared exterior. Se lee: TOCTEAI. Parece tratarse de un nombre personal en genitivo de confusa interpretación, pero quizá asimilable al antropónimo indígena Toncetus/a, que al pasarlo por escrito habría sufrido una evidente alteración ortográfica debido, seguramente, al bajo nivel de alfabetización de su autor. L.H.M. Bibliografía: Hidalgo Martín, 2012b. 66 67 24 LÁPIDA DE MÁRMOL Sin procedencia específica (Mérida), siglo I d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 13842). DESCRIPCIÓN El ejemplar, procedente del almacén situado en el recinto del Teatro romano de Mérida, es muy posible que fuera localizada en el mismo Teatro, en las excavaciones realizadas en el mismo por José Ramón Mélida y Maximiliano Macías. El caso es que no ingresó en el Museo hasta 1972, momento en el que ya se había perdido la información relativa a las circunstancias de hallazgo de la pieza. El fragmento consiste en una placa pulimentada por ambas caras, la cual sólo conserva su límite original en su extremo superior. La inscripción que se desarrolla en una de ellas, conservada muy parcialmente, dice así: […]imp · po[…] Pese a tan parcial aporte, ni García Iglesias ni Ramírez Sádaba dudan del carácter imperial de la inscripción, pudiendo según el segundo estar aludiendo a la figura del emperador, seguida tras una interpunción triangular de un vocablo quizá referente al pontificado. Ahora bien, la única dificultad en dicha propuesta, según reconoce él mismo, radica en que, pese a que los caracteres parecen corresponderse al periodo augusteo, la ausencia de la expresión caesar tras la abreviatura Imp. nos lleva más bien a referentes de época de Tiberio. En todo caso, la pieza nos sirve bien para nuestro objetivo en la presente muestra: poner un ejemplo de capital latina que enlace con la secuencia que se iniciará casi a continuación, a partir del n.º cat. 27, sobre la evolución de la escritura en las inscripciones redactadas en dicho signario, desde este común punto de partida, ya hasta el siglo VIII. R.S.G. Bibliografía: García Iglesias, 1973, n.º 91; Ramírez Sádaba, 2003a, n.º 18. 68 69 25 TABLERO DE MÁRMOL Almacén del Teatro romano (Mérida), siglos I-II d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 22999). DESCRIPCIÓN El presente ejemplar, como otros de los mostrados en la exposición, se ingresa en el Museo desde el almacén del Teatro romano, y es posible por tanto que tenga por procedencia alguna de las campañas practicadas en este último con anterioridad a la Guerra Civil. Consiste en un tablero de mármol que en el frente decorado muestra dos bandas: una lisa y la otra con un friso en el que se reitera el motivo conocido como cimacio lésbico, en una versión vegetalizada del mismo. El campo liso presenta una inscripción incisa desarrollada en una única línea que consta de dos partes claramente distinguibles: la primera consiste en un numeral (el 8) con las letras que lo integran trazadas en una clara mayúscula; y la segunda en un somero texto en cursiva de difícil lectura debido a la forma abreviada en la que se desarrollan los vocablos que la integran. Para esta segunda parte del texto, lo que no ha parecido caber duda a nivel interpretativo para todos los investigadores que se han enfrentado a ella es que está marcando una fecha. García Bellido, el primer autor en publicarla, nos habla de las calendas de febrero, mientras que García Iglesias no sabe si podría identificarse con una inscripción referida por José Ramón Mélida en su Catálogo Monumental y en la que este último leía los idus de mayo, aunque ante la duda acaba por aceptar con reservas la lectura de García Bellido. Se trate de una fecha u otra, lo más interesante de la pieza es que estaría procurando de datar la colocación de parte de la decoración del monumento sobre la que fuese aplicada, seguramente el Teatro romano. Sin embargo, y al no constar ninguna especificación sobre el año en el que nos situaríamos, nos está impidiendo determinar con seguridad acerca de la fecha absoluta en la que se produjo la misma. Para nosotros y con relación a nuestra breve muestra, constituye en todo caso un excelente ejemplo de escritura en cursiva latina. R.S.G. Bibliografía: García Bellido, 1960, n.º 12; García Iglesias, 1973, n.º 540. 70 71 26 ÁNFORA DE CERÁMICA Casa del Mitreo (Mérida), siglos III-V d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 23663). DESCRIPCIÓN Este ejemplar era parte de un conjunto más diversificado de ánforas procedente de la conocida Casa del Mitreo. Entre las restantes se cuentan no sólo otros ejemplares análogos, sino también otros tipos salazoneros contemporáneos, provenientes principalmente de la costa atlántica de la Lusitania. Ánfora definida por M. Beltrán con el n.º 72 de su tipología, precisamente a partir de un ejemplar de Mérida y otro de Jaén. Hallazgos posteriores de más ejemplares del tipo en el Imperio romano permitieron conocer debidamente la forma del contenedor y establecer los parámetros de su producción y comercialización, destacándose el naufragio del Cabrera III, aceptándose actualmente que se trata de un ánfora producida mayoritariamente en la costa occidental de la Bética, en el área actualmente comprendida entre el entorno de la bahía de Cádiz y el Estrecho, desde la segunda mitad del siglo III hasta los inicios del siglo V d. C. A pesar de no tratarse de una de las formas más frecuentes en los yacimientos arqueológicos, su hallazgo parece ser relativamente frecuente en Mérida. La pieza tiene como aspecto más singular la presencia de una inscripción pintada (titulus pictus) en rojo (rubrum) que hace referencia al contenido que contuvo, algo que por desgracia no suele ser común al no conservarse la tinta sobre la superficie de las ánforas. Se pueden reconocer con seguridad al menos 3 líneas, escritas en hebreo y latín, pero cuya lectura no ha sido todavía completada. Sin embargo, es posible asegurar que refiere un contenido piscícola y un probable duo nomina. El contexto al que la pieza pertenece parece poder ser atribuido a los últimos momentos de uso de la Casa del Mitreo, antesala del episodio de su destrucción provocada aparentemente por un incendio en el siglo IV d. C., y dando testimonio, quizás, de uno de los últimos cargamentos de mercancías foráneas recibidos. Por lo tanto, las ánforas y el producto en ellas contenido podrían estar esperando el momento de su consumo o, dada la ausencia de restos en su interior, más bien se encontraban ya vaciadas esperando ser desechadas o reutilizadas. R.R.A. Bibliografía: Almeida, 2012; Almeida (en prensa)a; Almeida (en prensa)b. 72 73 27 LÁPIDA DE MÁRMOL Teatro romano (Mérida), siglo I a. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 7470). DESCRIPCIÓN De la presente pieza se desconoce la procedencia exacta de su hallazgo, pero muy probablemente formaría parte de alguno de los grupos estatuarios que ornamentaban el Teatro romano. Nos hallamos ante un fragmento de una placa de mármol que debió revestir un pedestal con la imagen del personaje mencionado en la inscripción. Lo que se ha conservado de la inscripción en dos líneas es: [… A]grippa[…] / […]August[…] El personaje que se pretende homenajear con este epígrafe bien podría tratarse del general y yerno de Augusto, a la par que patrono de la colonia, Marco Vipsanio Agripa; o, quizás, uno de los hijos de éste último: bien Agripa Póstumo, o bien Agripa Julio César. En cualquier caso, su datación podría corresponderse a los últimos años de siglo I a. C. o a los primeros de la nueva era. La escritura se ha reproducido en elegantes letras capitales cuadradas de 7,2 cm la línea 1 y 5,5 cm la línea 2, características en la epigrafía de la época augustea. L.H.M. Bibliografía: García Iglesias, 1973, n.º 46; Ramírez Sádaba, 2003a, n.º 12. 74 75 28 LÁPIDA DE MÁRMOL Cuartel de artillería “Hernán Cortés” (Mérida), siglo I d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. DO2013/3/69). DESCRIPCIÓN Esta placa rectangular de mármol, inscrita por ambas caras y desprovista de marco o decoración alguna, se localizó aislada aunque dentro de los límites de uno de los recintos funerarios descubiertos en una de las últimas campañas de excavación del solar del antiguo cuartel de artillería. Quizás provenga de una sepultura que se halló muy cerca de ella, en un nivel donde se encontraron diversas tumbas de cremación muy destruidas pero que se pudieron fechar entre los siglos I-II d. C. La inscripción por una de sus caras (la aquí expuesta) dice: Titus / Marius / Secundus / an(norum) · XXXX · / h(ic) · s(itus) · e(st) · s(it) · t(ibi) ·t(erra) · l(euis) “Tito Mario Segundo, de 40 años de edad, aquí yace. ¡Que la tierra te sea ligera!”. Las letras son capitales cuadradas de pies y remates muy marcados, grabadas con un bisel profundo, que se va suavizando a medida que bajan las líneas. Los signos de interpunción son triangulares. Este tipo de letra capitalis quadrata, conformada con estos rasgos y extendida a partir del reinado de Augusto por las inscripciones públicas (edilicias, honoríficas, conmemorativas, etc.) de todo el Imperio, se generaliza también a lo largo de los siglos I-II d. C. en monumentos privados de diversa índole, como ocurre en esta lápida emeritense. Este texto o epitafio fue el primero en grabarse en la placa marmórea, aproximadamente en los comedios del siglo I d. C.; mientras que el otro epígrafe, también funerario, se grabó por la otra cara unas décadas después, a finales del mismo siglo I o comienzos del siglo II. L.H.M. Bibliografía: Hidalgo Martín, 2012c, n.º 4. 76 77 29 LÁPIDA DE MÁRMOL Avenida de Juan Carlos I (Mérida), fin siglo I d. C.-inicio siglo II d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. DO2013/4/11). DESCRIPCIÓN Placa de mármol inscrita hallada en el área funeraria denominada “del Albarregas”, localizada en torno a la vía de salida hacia el este de la antigua colonia Augusta Emerita, la que se dirigía a Toletum y Caesaraugusta. Por la abundante epigrafía descubierta, sabemos que esta área funeraria alcanzó su apogeo durante los siglos I-II d. C., arruinándose en los siglos III-IV y reutilizando los materiales anteriores. La inscripción que aparece delimitada por arriba y abajo por una moldura sencilla, dice: Q(uintus) · Caecilius · / Moschus · / ann(orum) · XX · / h(ic) · s(itus) · e(st) · s(it) · t(ibi) · t(erra) · l(euis) “Quinto Cecilio Mosco, de 20 años. Aquí yace. ¡Que la tierra te sea ligera!” Las letras de este epitafio son capitales, pero ya no las cuadradas tan habituales en la epigrafía emeritense del siglo I d. C. Se trata de letras que pretenden imitar la escritura libraria, aquélla que se trazaba sobre superficies blandas con un cálamo o una pluma. Así, se pueden observar estos rasgos librarios en el diseño de las A, N, M, H, X… Será a partir de época flavia cuando este tipo de escritura comience a inundar las lápidas emeritenses, muy especialmente las de carácter funerario. L.H.M. Bibliografía: Ramírez Sádaba, 1994, n.º 8. 78 79 30 LÁPIDA DE MÁRMOL Avda. Extremadura (Mérida), siglo III d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. DO2013/3/8). DESCRIPCIÓN Placa rectangular de mármol de 37 × 18 × 2,5 cm, que se conserva en buen estado y casi completa. Fue encontrada por un particular en las cercanías del cuartel de artillería “Hernán Cortés”, a comienzos de los años 80 del siglo pasado, cuando se estaban efectuando las obras de excavación del túnel rodoviario que discurre bajo la vía férrea, el cual conecta las actuales Avda. Extremadura y Avda. Juan Carlos I. La inscripción funeraria se ha grabado dentro de un campo epigráfico de 24 × 12 cm, el cual se ha dispuesto en la parte alta de la pieza, viniendo enmarcado por una fina moldura de talón. La ordinatio del texto está muy poca cuidada y peca de una evidente improvisación. Dibus M/anibus sac(rum) · / Fundano / L(- - -) · Âecs(!) / m(en)s(um) · XI · d(ierum) · XI / h(ic) · s(itus) · e(st) · s(it) · t(ibi) · t(erra) / l(euis) “Consagrado a los dioses Manes de Fundano, …, de 11 meses y 11 días. Aquí yace, ¡que la tierra te sea ligera!” El tipo de letra, capital, combina algunos rasgos de la cuadrada (en las D, H, L) con otros de la libraria (en las A, S, X, T). Además, destacan por su mayor envergadura las letras de la línea 1.ª abriendo el texto y las de las líneas 6.ª-7.ª que lo cierran. Y los signos de separación o interpunciones, con forma triangular, aparecen colocados con escaso criterio. El ductus algo tosco y más bien irregular que muestra la paleografía, además de otros criterios de índole interna, nos lleva a fechar esta inscripción durante el siglo III d. C. L.H.M. Bibliografía: Inédita. 80 81 31 LÁPIDA DE MÁRMOL Calle José Ramón Mélida (Mérida), siglo IV d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 143). DESCRIPCIÓN Fragmento de placa marmórea que se descubrió reutilizada en el pavimento de la entrada de una vivienda cercana al Teatro. Lo que se conserva del epígrafe original es sólo el final de los cuatro primeros renglones: […]m barbarum / […]stantino / […]usto · / […]s et / […] Rinde homenaje al emperador Constantino (o tal vez a su hijo Constantino II), quizás motivado, como vemos en otras inscripciones imperiales emeritenses de este período, por alguna obra de reparación de algún edificio público (teatro, circo…); vetusto ya en los albores del siglo IV, cuando el emperador promovía este tipo de evergesías a través de sus “ministros” de turno, como vicarii, praesides, comites... La escritura se presenta en letras capitales de entre 5 y 4,5 cm de altura y en ellas distinguimos rasgos propios de la libraria “clásica”, visible en las T, A o R. Otros signos, como la O, N y S, procuran imitar las capitales cuadradas de los epígrafes altoimperiales, pero sin embargo la factura es ahora más tosca, a pesar de su carácter público. Al final de la 3.ª línea se ha dibujado una hedera u hoja de hiedra como marca separadora de palabras. L.H.M. Bibliografía: García Iglesias, 1973, n.º 83; Ramírez Sádaba, 2003a, n.º 65. 82 83 32 LÁPIDA DE MÁRMOL Sin procedencia específica, siglo V d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 19524). DESCRIPCIÓN Fragmento de un tablero o cancel de mármol correspondiente a su ángulo superior izquierdo. La inscripción, que se abre con una cruz monogramática, dice así: Pax tibi sit [pecto]/re pacifico [candidus?]/ quisq(uis) · domo D(omi)n[i …] / corpore [… ] / […] “La paz sea contigo, [puro] y con ánimo pacífico quienquiera que en la casa del Señor (entrase)… en cuerpo …”. El texto, versificado, se puede reconstruir a partir de una composición de San Paulino de Nola fechada en el siglo V, dada su similitud. En ella se exhorta a entrar en el templo “limpio y con corazón pacífico” y a cumplir en él los votos. Por tanto, es de suponer que iría colocada en algún lugar bien visible por los fieles. Los rasgos gráficos que presenta la escritura son bastante uniformes, dotados de cierta elegancia, como si procuraran no desviarse de la todavía relativamente cercana en el tiempo escritura capital romana. Obsérvese en este sentido los remates triangulares que tienen prácticamente todos los trazos de las letras. Sin embargo, ya se constata cierta influencia de los trazos cursivizantes de la nueva epigrafía cristiana en algunas de ellas, como la V uncial (similar a nuestra U), la X, con las dos astas ligeramente curvadas, o las O y Q de formas elípticas. L.H.M. y R.S.G. Bibliografía: Ramírez Sádaba, 2000, n.º 92. 84 85 33 LÁPIDA DE MÁRMOL Calle Almendralejo (Mérida), siglo v d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 19653). DESCRIPCIÓN Ángulo superior izquierdo de una lauda de mármol, que apareció reutilizada como cubierta de una sepultura que contenía el esqueleto de un adulto con la cabeza situada hacia el oeste. El texto contenido en una de sus caras se abre con una cruz griega y dice así: Formentio fa[mu]/lus D(e)i uixit a[nn(os)] / LXX requieui[t in p(ace)] d(ie) VI Non(as) Oc[tobres]/ pax “Formentio, siervo de Dios, vivió 70 años. Descansó en paz el día 6º de las nonas de octubre (= 2 de octubre). Paz” A pesar de no figurar el año de la era hispánica en el que murió Formentio, dato casi omnipresente en las lápidas cristianas funerarias posteriores al siglo IV, sabemos que esta lauda se pudo grabar a mediados del siglo V por la aparición de la fórmula de devoción famulus Dei para referirse al difunto, la cual se introduce y propaga a partir de esta época en las inscripciones sepulcrales emeritenses. La escritura que se observa en esta lápida es menos uniforme que la de la anterior, visible sobre todo en el desigual tamaño de las letras, aunque aún mantiene cierta armonía en sus trazos. Aquéllas siguen siendo capitales en su mayoría, con notables refuerzos triangulares en sus remates, pero se evidencia una notable influencia de la escritura cursiva propia de otro tipo de documentos como los librarios. Véase por ejemplo la forma de las F, R, L, T, X o las A, éstas últimas con el característico trazo transversal en forma de ángulo con el vértice hacia abajo. Comentario aparte merece la Q uncial de requievit, en la 3.ª línea, similar a nuestra minúscula, o la peculiar forma de transcribir el numeral VI, mediante el enlace trazado de manera cursiva de V+I, que tradicionalmente se ha venido confundiendo con un episemon, el signo numeral griego con valor de seis. También son muy elocuentes las transferencias de la escritura típica de los documentos librarios del momento a la hora de marcar las abreviaturas con una raya horizontal sobre la última letra, como se puede ver en DI (=Dei) en la línea 2 y NON (=Nonas) en la línea 4. L.H.M. y R.S.G. Bibliografía: Ramírez Sádaba, 2000, n.º 34. 86 87 34 LÁPIDA DE MÁRMOL Chalet de San Lázaro (Mérida), siglo VI d. C. Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 4372). DESCRIPCIÓN La pieza fue entregada al Museo por el Comisario Local de Excavaciones Manuel García Gil en 1943, tras su hallazgo años antes, entre 1928 y 1929, en el entorno del conocido como Chalet de San Lázaro. Este último era una vivienda suburbana situada junto a los dos únicos arcos persistentes del acueducto romano que discurría por esta zona, y por lo tanto muy cercano al xenodochium o edificio interpretado como el hospital levantado en el siglo VI por el arzobispo Masona. Es mitad derecha de una lauda sepulcral de mármol, en una de cuyas caras y enmarcado por una fina línea incisa rectangular se desarrolla un texto que dice así: [St]hefanus / [pre]sb(iter · famul(us) · / [Dei] uixit ann(os) · / […]LIII req(uieuit) · in / [pa]ce sub d(ie) · / [… k]al(endas) · aug(ustas) · / [era D]LXL · nun(us) · “Esteban, presbítero y siervo de Dios, vivió […]53 años. Descansó en paz el día […] de las calendas de agosto en el año de la era 599 (julio del 561 d. C.)”. La vistosa escritura que se grabó en esta lápida sigue, como en los ejemplos cristianos anteriores, el modelo básico de las capitales epigráficas bajoimperiales, abundando en esos refuerzos triangulares en que rematan los trazos de las letras. Además, encontramos una más que destacable uniformidad caligráfica a la hora de esculpir los mismos signos. Quizás esta pretendida “calidad epigráfica” haya que justificarla en el rango eclesiástico del finado, un presbítero. Aun así, no faltan rasgos que evidencian el influjo de la escritura cursiva (p.ej. en F, X, L, Q, G), una constante en las inscripciones de todo el período visigodo. Por otro lado, curiosas resultan las interpunciones en forma de V sinuosa, tal vez hederas estilizadas. L.H.M. y R.S.G. Bibliografía: Ramírez Sádaba, 2000, n.º 59. 88 89 35 LÁPIDA DE MÁRMOL Templo de Diana (Mérida), siglo VIII d. C. (?) Museo Nacional de Arte Romano (Inv. 33698 y 33753). DESCRIPCIÓN Durante la limpieza del sector sureste de las excavaciones practicadas en el Templo de Diana durante 1986, se hallaron dos piezas que, pese a su muy dispar estado de conservación, se comprobó con posterioridad a su ingreso en el Museo que unían entre sí, por lo que se procedió a su pegado. Así pues, se pudo comprobar que formaban parte de una misma lauda de mármol a la que le faltaban apenas su ángulo superior derecho y su lado inferior. El epígrafe va enmarcado por un gruesa línea incisa junto a la cual por fuera se aprecian restos de una inscripción anterior, de la que apenas se conservan dos letras (una E al comienzo de la línea 6 y una R al final de la 5.ª). Éste dice así: Ispiri[tus]? / San[ctus]? / Sinplici[us]? / beneme/riens qui / annoru(m) / XXXV reci/piend[…] / […] “Espíritu Santo, el benemérito Simplicio, que a los 35 años recibió…”. Ramírez Sádaba piensa que el ejemplar, en función de sus rasgos paleográficos, pudiera datar ya del siglo VIII, o incluso de una fecha posterior. Sin embargo, la expresión annoru(m) parece llevarle a pensar en un momento anterior. De lo que no cabe duda es de que nos hallamos ante una pieza situada cronológicamente en el límite entre la Antigüedad tardía y la Alta Edad Media. Y en el caso de poder encuadrarse ya tras la toma de la ciudad por los musulmanes, constituiría uno de los escasos testimonios de la perduración del uso del latín en la ciudad ya bajo su hégira, así como de la activa comunidad cristiana que sabemos que persistió en Mérida hasta el siglo XIII. La escritura de esta lauda exhibe unas letras muy desiguales en tamaño y forma. Son capitales toscamente trazadas de acusados rasgos cursivizantes, entre las que llaman la atención las S, dibujadas a base de trazos rectos. En el capítulo de la ortografía destacan algunas incorrecciones, como la I protética de Ispiritus o la N fonética de Sinplicius. L.H.M. y R.S.G. Bibliografía: AE, 2001, n.º 1170; Ramírez Sádaba, 2000, n.º 57; Velázquez Soriano, 2003. 90 91 Bibliografía Abascal Palazón, 1986 La cerámica pintada romana de tradición indígena en la Península Ibérica. Centros de producción, comercio y tipología. Madrid, 1986. AE, 2001 L´Année Épigraphique. Paris, 2001. Alba Calzado, 1998a ALBA CALZADO, M.: “Vaso (Vascellum?) y Cantarilla (Hidria)”. Ana-Barraeca, confluencia de culturas. Mérida, 1998 (págs. 69-70). Alba Calzado, 1998b ALBA CALZADO, M.; y Ayerbe Vélez, R.: “Pasarriendas”. Ana-Barraeca, confluencia de culturas. Mérida, 1998 (pág. 99). Alba Calzado, 2012 “59. Pasarriendas”. El Consorcio y la arqueología emeritense, de la excavación al museo. Mérida, 2012 (págs. 174-175). Almeida (en prensa)a ALMEIDA, R. R.: “Augusta Emerita: aspects of the fish-products trade in the capital of Lusitania”. Congresso Internacional “Ânforas Lusitanas. Produção e Difusão” (en prensa). Almeida (en prensa)b ALMEIDA, R. R.; GONZÁLEZ CESTEROS, H.; CURBERA, J.: “Nuevos enfoques sobre el ánfora hispánica Beltrán 72” (en prensa). Almeida, 2012 ALMEIDA, R. R.; SÁNCHEZ HIDALGO, F. (2012): “Las ánforas del Cuartel de Hernán Cortés. Nuevos datos para el estudio de la importación y consumo en Augusta Emerita”. I Congreso Internacional de la Sociedad de Estudios de la Cerámica Antigua en Hispania. Hornos, talleres y focos de producción alfarera en Hispania. Cádiz, 2012 (págs. 48-59). Alonso López (en prensa) ALONSO LÓPEZ, J.: “Sobre el mosaico de los Siete Sabios”. Anas, 23. Mérida (en prensa). 92 Alonso (en prensa)b ALONSO, J.; SABIO GONZÁLEZ, R.; JEREZ LINDE, J. M.: Los instrumentos de escritura en la Extremadura romana (en prensa). Alonso, 2012 ALONSO, J.; SABIO GONZÁLEZ, R.: “Instrumentos de escritura en Augusta Emerita. Los stili o estiletes”. Revista de Estudios Extremeños, LXVIII.3. Badajoz, 2012 (págs. 1001-1024). Alvarado González, 1994 ALVARADO GONZÁLEZ, M., Y MOLANO BRÍAS, J.: “Aportaciones al conocimiento de las cerámicas comunes altoimperiales en Augusta Emerita: El vertedero de la calle Constantino”. Ceràmica comuna romana d´epoca alto-imperial a la penìnsula ibèrica. Estat de la questió. Monografies Emporitanes, VIII. Barcelona, 1998 (págs. 281-285). Álvarez Sáenz de Buruaga, 1956 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, J.: “Museo Arqueológico de Mérida (Badajoz)”. Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales. 1952-1953. Madrid. 1956 (págs. 2-11). Ayerbe, 1998 AYERBE VÉLEZ, R.: “Estuche para cosméticos (Narthecium o cotulla)”. AnaBarraeca, confluencia de culturas. Mérida, 1998 (pág. 88) Ayerbe, 2000 AYERBE VÉLEZ, R.: “Intervención arqueológica en la urbanización Jardines de Mérida de la Avda. Vía de la Plata. Excavación de un tramo de la conducción hidráulica Proserpina-Los Milagros”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1998. Mérida, 2000 (págs. 39-58). Barrero Martín, 2014 BARRERO MARTÍN, N.: Catálogo de toréutica de la Antigüedad tardía (siglos IV-VIII d. C.) en el Museo Nacional de Arte Romano. Cuadernos Emeritenses, 38. Mérida, 2013. 93 Bejarano Osorio, 2005 BEJARANO OSORIO, A.: “Una ampulla de vidrio decorada con la planta topográfica de la ciudad de Puteoli”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2002. Mérida, 2005 (págs. 513-532). Bejarano Osorio, 2012 BEJARANO OSORIO, A.: “71. Ampulla”. El Consorcio y la arqueología emeritense. De la excavación al Museo. Mérida, 2012 (págs. 214-215). García Bellido, 1960 GARCÍA BELLIDO, A.: “Parerga de arqueología y epigrafía hispano-romanas I”. Archivo Español de Arqueología, 33. Madrid, 1960 (págs. 167-193). García Iglesias GARCÍA IGLESIAS, L.: Las inscripciones romanas de Augusta Emerita. Tesis Doctoral inédita. Madrid, 1973. Gijón Gabriel, 2000 GIJÓN GABRIEL, E.: “Conjunto de terracotas de una tumba romana”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1998. Mérida, 2000 (págs. 505-524). Gijón Gabriel, 2012 GIJÓN GABRIEL, E.: “27. Urna y ajuar funerario femenino”. El Consorcio y la arqueología emeritense. De la excavación al Museo. Mérida, 2012 (págs. 104-105). Hidalgo Martín 2012a HIDALGO MARTÍN, L. A.: “44. Vaso de Coreta”. El Consorcio y la arqueología emeritense, de la excavación al museo. Mérida, 2012 (págs. 144-145). Hidalgo Martín, 2012b HIDALGO MARTÍN, L.; BUSTAMANTE ÁLVAREZ, M.; PÉREZ MAESTRO, C.: “Grafitos sobre cerámica del puticuli de la calle Cabo Verde de Mérida (España). Nuevos datos sobre la cotidianeidad Emeritense en el siglo I d. C.”. Espacio, Tiempo y Forma, Serie II. Historia Antigua, 25. Madrid, 2012 (págs. 131-172). Hidalgo Martín 2012c HIDALGO MARTÍN, L. A., y SÁNCHEZ HIDALGO, F.: “Aportaciones a la epigrafía funeraria de Augusta Emerita: nuevas inscripciones del solar del antiguo Cuartel Hernán Cortés (Mérida, España)”. Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, 25. Madrid, 2012 (págs 39-74). Hoz García-Bellido, de, 2007 HOZ GARCÍA-BELLIDO, M. P. de: “Las inscripciones griegas como testimonio de la presencia de orientales en la Mérida visigoda”. Munus Quaesitum Meritis. Salamanca, 2007 (págs. 483-489). Hoz García-Bellido, de (en prensa) HOZ GARCÍA-BELLIDO, M. P. de: Inscripciones griegas de España y Portugal. Madrid (en prensa). Molano Brías, 1991 MOLANO BRÍAS, J. et alii: “Avance de las excavaciones en la necrópolis oriental de Emerita Augusta: “El sitio del Disco” (1988-1990)”. Actas del XXI Congreso Nacional de Arqueología. Teruel, 1991 (págs. 1183-1197). 94 Ramírez Sádaba, 1994 RAMÍREZ SÁDABA, J. L.; GIJÓN GABRIEL, E.: “Las inscripciones de la necrópolis del Albarregas y su contexto arqueológico”. Veleia, 11. Bilbao, 1994 (págs. 117-167). Ramírez Sádaba, 2000 RAMÍREZ SÁDABA, J. L.; MATEOS CRUZ, P.: Catálogo de las inscripciones cristianas de Mérida. Cuadernos Emeritenses, 16. Mérida, 2000. Ramírez Sádaba, 2003a RAMÍREZ SÁDABA, J. L.: Catálogo de las inscripciones imperiales de Augusta Emerita. Cuadernos Emeritenses, 21. Mérida, 2003. Ramírez Sádaba, 2003b RAMÍREZ SÁDABA, J. L.: “Epigrafía”. Forum Coloniae Augustae Emeritae. Templo de Diana. Mérida, 2003 (págs. 351-395). Sabio González, 2012 SABIO GONZÁLEZ, R.: Catálogo de la colección de hierros del Museo Nacional de Arte Romano. Cuadernos Emeritenses, 37. Mérida, 2012. Sabio González (en prensa) SABIO GONZÁLEZ, R.; ALONSO, J.: “Instrumentos de escritura en el Museo Nacional de Arte Romano”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2005 (en prensa). Sánchez Sánchez, 1992 SÁNCHEZ SÁNCHEZ, M. A.: Cerámica común romana de Mérida (Estudio preliminar). Series de Arqueología Extremeña, n.º 3. Cáceres, 1992. Stylow, 1991 STYLOW, A. U.: “Más hermas”. Anas, 2-3. Mérida, 1991 (págs. 195-207). Stylow, 2009 STYLOW, A. U., y VENTURA VILLANUEVA, A.: “Los hallazgos epigráficos”. El Foro de Augusta Emerita, génesis y evolución de sus recintos monumentales. Anejos de AEspA, LIII. Mérida, 2009. VELÁZQUEZ JIMÉNEZ, A.: Repertorio de bibliografía arqueológica emeritense III. Mérida, 2010. Velázquez Soriano, 2003 VELÁZQUEZ SORIANO, I.: “N.º 114”. Hispania Epigraphica, 9. Madrid, 2003. 95